27 de Octubre de 2018
#HuelgadeHambre #Estudiantes #UniversidadPedagógica
De universidad privada, beneficiara de universidad pública. Ante la indignación que han suscitado posturas extremas sobre la forma en la cual se debe conseguir el financiamiento de la educación pública superior, me encontré ante una postura disyuntiva en mi mente, por una parte, no he sido estudiante de estas instituciones, pero por otra el aporte (que en mi caso ha sido directo) que hacen estas universidades al país es incalculable en términos de dinero, por estas razones decidí escribir esta nota.
Mi familia paterna, alentada por la mente inquieta de mi abuela y el hambre de conocimiento de mi abuelo (valga decir que no son profesionales, no porque no quisieran o porque no pudieran sino porque las circunstancias del campo eran diferentes hace 80 años), siempre ha tenido presente algo, la importancia de la educación, tan es así que en cierta ocasión mi abuela sintiéndose muy enferma le dijo a varios de sus 9 hijos “no me puedo morir sin que ustedes aprendan a escribir”.
Y en razón a dicha importancia fue que la meta siempre estuvo trazada en ese horizonte, horizonte que se resume en una palabra EDUCACIÓN, pero en esta historia lo que más me interesa recalcar es el esfuerzo y la importancia de la educación superior, y por qué no la escuela pública, por que como ya lo dije eran 9 hijos, que crecieron en circunstancias difíciles y en una marcada situación de desigualdad que era imperante entre los años 50 y 60, donde el que tenía el privilegio (y si lo llamo privilegio por que eso es la educación) lo hacia de dos formas: o estudiaba en una universidad privada por las facilidades económicas de la familia o 2 ingresaba a una universidad pública lo cual resultaba en un logro casi que imposible por la dificultad de pasar las pruebas y filtros que se imponían en estos claustros.
Siendo este el escenario y sabiendo que de antaño a las clases medias y bajas siempre se les ha considerado, y en algunos casos se han considerado ellas mismas, como los que deben permanecer en el eslabón más bajo, en la cabeza de mi abuela se instauro un letrero con si hubiese sido taladrado y tallado en piedra: mis hijos TIENEN que ser profesionales, y como los recursos económicos eran insuficientes, la opción se resumía al número 2.
Por eso, cuando mi papá (el mayor de los 8) se decanto por el SENA y estudio algo que le gustaba y aun le gusta, mi abuela sintió que el alma (una parte) le volvía al cuerpo, el turno siguió para 3 de mis tíos que optaron por estudiar en la universidad pedagógica, los 4 restantes ingresaron a la universidad nacional, mi abuela tenía su alma completa en el cuerpo.
Hoy, mi abuela tiene 81 años y en su semblante se evidencia tranquilidad, pero más que tranquilidad es orgullo del deber cumplido, del sueño alcanzado. Por mi parte y creo que en general para mis hermanos y primos, lo que sentimos es gratitud por la universidad pública porque sin esta no tendríamos tan claro la importancia de la educación, del conocimiento y ante todo no tendríamos las oportunidades que la vida nos ha brindado.
Por eso, pese a no haber estudiado en una universidad pública, yo soy una beneficiaria del SENA, de la Universidad Nacional, de la Universidad Pedagógica y de cualquier universidad pública del país, por que el tener más profesionales el país crece y labor que desempeño es mejor. Por lo cual me parece irrisorio considerar que solo aquel que estudió en una universidad pública debe financiarla o que entregar recursos menores es suficiente, por que todos nos beneficiamos de una sociedad con acceso a la educación
Finalmente debo decir que no me molesta pagar impuestos (lo cual hago sagradamente) y no me molesta financiar a la universidad pública si esto implica que tendremos un país mejor.
Publicamos La Nota
De Uno De Nuestros Colaboradores Anónimos
Imágenes Tomadas de Google
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